STATEMENT
Soy de profesión abogado y me he instruido de manera autodidacta en las artes visuales. Esta combinación se ve expresada de manera recurrente en mi trabajo, tanto en la elección de determinados temas, así como en el horizonte general de las preguntas en las que desarrollo una obra preocupada por los condicionamientos introducidos por nuestras instituciones sociales. Mi obra acoge distintas técnicas y gestos que incluyen la reapropiación de elementos encontrados, el trabajo con objetos industriales recontextualizados y una producción gráfica que, en conjunto, plantean una investigación sobre los mecanismos que mantienen en funcionamiento el orden social. Allí la duda sobre las oposiciones binarias que se expresan en lo igual y lo distinto, lo permitido y lo negado, lo visible y lo invisible, lo normal y lo anormal, lo positivo y lo negativo aparecen conjugadas como indicadores que profundizan en la necesidad de entender esencialmente nuestra relación entre lo que hemos establecido como central y aquello que queda desmarcado hacia lo marginal: la normalidad no es más que la monstruosa vigencia impuesta por el ejercicio de nuestras respetables normas.
Mi trayectoria asume estas interrogantes sobre la administración de justicia en un mundo segregado por los códigos y dictámenes que determinan la reclusión, el apartamiento, la exclusión y el castigo dentro del régimen carcelario. Ese sector excluido, que conozco de primera mano, exige abordar una serie de preguntas más allá de la coerción normativa y el supuesto beneficio de las leyes penales. Propongo así en mi trabajo una apelación a aquellas sólidas intenciones modernas que “se desvanecen en el aire”.
Mis pinturas e instalaciones demandan con insistencia la actualidad de una sociedad basada en procesos seriales cuyo destino debe satisfacer universalmente a la humanidad. La aplicación implacable de la justicia es, como parece ser el caso, la base de la injusticia.
En una realidad marcada por la multiplicación de los medios de conexión así como por una adaptación íntima de las tecnologías, mi trabajo intenta recordar la necesidad de desenmascarar la debilidad de aquellos procesos estandarizados de administración de la normalidad que han sido impuestos como códigos sociales monolíticos. A partir de ese efecto de inversión, nos asomamos al reverso del sistema y a sus falencias, que muestran la precariedad del proyecto colectivo modernizante que nos rige. Detrás del aplomo de nuestras convenciones, somos miles de millones de casos distintos que configuramos un entramado irreconocible, deforme y cada vez menos controlable. En respuesta a esta realidad, he promovido proyectos como +R –definido como un nuevo modo de trabajo colaborativo para crear formas de reinserción para la población penal– o el Taller Estilo Libre, un espacio de expresión concebido para jóvenes del SENAME. Estos ejemplos, de alguna manera muestran el compromiso con otros modos de profundizar la vinculación entre el arte y la sociedad.
I am both a lawyer and a visual artist. This combination not only shapes the choice of my main topics, but it also defines the general horizon of questions posed by a work concerned with the conditioning system introduced by our social institutions. My work embraces different techniques and gestures, including the appropriation of found elements, the work with recontextualized industrial objects and an extensive graphic production that, altogether, dives into an investigation about the mechanisms that keep social order in place. Throughout this multiple production I casts perceptive doubts about the binary oppositions that confront sameness and difference, the allowed and the denied, the visible and the invisible, the positive and the negative, all conjugated as indicators that deepen the need for an essential understanding of our relationship between what we have established as central and, by the same token, that which remains marginal. Normality is built by the monstrous patterns imposed by the exercise of our respectable norms.
My trajectory assumes these questions about the administration of justice in a world segregated by the codes and pronouncements that determine seclusion, withdrawal, exclusion and punishment within the prison regime. An excluded sector of the population, which I know first-hand, requires addressing a series of questions beyond normative coercion and the alleged benefit of criminal laws. In this sense, my work revisits all those solid modern intentions that "melt into air." My paintings and installations insistently interrogate the actuality of a society based on serial processes whose destiny must universally satisfy humanity. The relentless application of justice is, as appears to be the case, the basis of injustice.
In a reality marked by the multiplication of the means of interconnection and by an intimate adaptation of technologies, my work recalls the need to unmask the weakness of those standardized processes of administration of normality that have been imposed as a monolithic social code. As a result of this reversal effect, we can look at the other side of the system and its shortcomings, in order to perceive the precariousness of the modernizing collective project that governs us. Behind the stability of our conventions, we are billions of different cases that configure an unrecognizable, deformed and less and less predictable ensemble. In my response to this reality, I have promoted projects such as + R –defined as a new collaborative way of working to create forms of reintegration for the prison population– or the Freestyle Workshop, a space of expression designed for SENAME's (Chilean national child protection service). These examples show a commitment to new alternatives of deepening the link between art and society.